Los aceites esenciales actúan directamente sobre nuestras
emociones y actividad mental.
Nuestra nariz es la vía principal por la que penetran estos
aromas que actúan en el sistema límbico. Pero también a través de la piel,
penetrando en la epidermis y llegando al torrente sanguíneo en tan solo 20
minutos. Por último y no menos importante, a través de la vía metabólica.