Hoy me he levantado con la incómoda sensación de no
sentirme a gusto con mi yo interior. Mi propio cuerpo me es ajeno. Me miro las
manos, me miro las piernas y a parte de sentirlas cargadas, parecen no obedecer mis órdenes y si lo hacen es a
cámara lenta.
El mundo que me rodea me resulta hostil, agobiante. Me
cruzo con la gente y solo percibo amargura, negatividad, mal rollo. No encuentro mi sitio y parece que desentono en cualquier sitio. ¿Dónde está mi centro?
¿Y estas ganas de llorar sin saber muy bien por qué? Me
miro en el espejo y veo a alguien que no soy yo. Pienso “que poco valgo, realmente,
no le importo a nadie”.
¿Alguna vez has tenido un día así? Últimamente ¿notas mucho más el aire tenso que te rodea?
No, no es cosa de brujas, es tu cerebro que está
empezando a sintomatizar el malestar general. Y tu cuerpo va en consonancia a
ese desasosiego. Si además, eres una persona más sensible de lo normal, capaz
de notar la “mala baba” del prójimo e incapaz de alejarte de él/ella, entonces
tienes un problema. Porque tu empatía te hará sufrir aún más. Tu cuerpo se
protegerá inconscientemente, encogiéndose, encorvándose y con ello tensando la
musculatura y provocándote dolores allá donde antes no existían ni creías
podían existir.
Si tomas las riendas de tu vida y decides acabar con esa
situación tienes varias opciones:
- La primera y más fácil pero más peligrosa y adictiva son los fármacos previamente prescritos por tu médico de cabecera. Notarás un alivio inmediato, te sentirás eufórico, lleno de energía y verás el mundo de un color tan lindo que sonreirás ante todo y todos, aún sin venir a cuento. Dejar el tratamiento te sumirá de nuevo en el mismo caos y sensaciones deprimentes.
- La segunda y más larga y trabajosa será la de acudir a un psicoanalista. Sesiones semanales de monólogos ante un desconocido del cual finalmente dependerás para poder desahogarte, a no ser que sea realmente se bueno en su terreno y te de las claves para buscar el camino más amable, por tu propia cuenta y con la ayuda de tu familia y amigos. Esta segunda opción requiere de fuerza de voluntad y paciencia (a parte de una cartera bien surtida).
- Y luego está la tercera opción, una alternativa sana, agradable y muy reveladora que te enseñará a reconocerte y a gustarte, a mimarte y cuidarte a ti mismo, con la ayuda de un terapeuta que te mostrará tus límites corporales, tu YO interno a través de sus manos y de los aceites esenciales adecuados a tu estado psíquico en ese preciso momento. El masaje Bioenergético.
Juntos, terapeuta y paciente, abriréis las puertas a las energías bloqueadas, descubriendo las
tensiones y los puntos del cuerpo carentes de vitalidad, restableciendo el
equilibrio energético que te sacará de ese círculo vicioso que últimamente
reina en tu vida.
¿Qué hace falta?
Para realizar esta terapia, el terapeuta ha de tener en
cuenta varios puntos importantes que le ayuden a diseñar un masaje “a medida”:
- Tu carácter
- Tu estado anímico en ese momento
- Tus características físicas
- Tu lenguaje corporal
- Tu respiración
Siguiendo este esquema se “diseña” tu masaje personal y
la Aromaterapia adecuada que te ayude a recuperar la confianza y a conocerte a
ti mismo.
¿Qué me aporta?
Los beneficios derivados de este masaje Bioenergético son
tantos como:
- Mejora de la circulación sanguínea y linfática
- Disminución de los depósitos de grasa, debido a la activación del metabolismo
- Facilitación de la digestión y del movimiento intestinal
- Tonificación del sistema nervioso
- Mayor calidad del sueño
- Relajación muscular
- Elasticidad articular
¿Y la Aromaterapia?
La Aromaterapia también trabaja su parte en el proceso:
- Alivia las tensiones
- Libera tus emociones y el fluir natural de tus energías
- Activa la capacidad torácica y pulmonar
- Activa tu olfato, reprimido actualmente por la contaminación acústica y visual de la vida en la ciudad, y te abre las puertas a un mundo sensorial único que convierte la sesión de masaje en un placer sensorial más allá de lo imaginado.
Resumiendo.
Esta visión del cuerpo humano y su energía, que no
procede de la nada sino de un cuidadoso estudio iniciado por un discípulo de
Freud, Wilhelm Reich, contempla nuestros conflictos emotivos, enfermedades y
tensiones como un bloqueo energético que
nos fragmenta y nos debilita.
El masaje Bioenergético
se vale de maniobras específicas y personales que involucra todas las
superficies del cuerpo del paciente, para
desbloquear los canales y limpiar los chakras y la sangre, por medio de
las técnicas de amasamiento, digitopuntura y fricción, consiguiendo poner en
buen funcionamiento el sistema
circulatorio, linfático, emocional, sutil o energético y muscular. Y colaborando a reducir la fatiga mental y
física. Aportándonos mayor resistencia frente a la falta de
armonía y las enfermedades.
El mundo está cambiando y uno debe adaptarse a esos
cambios. El ser humano busca congraciarse con la Naturaleza y vivir en paz y
armonía con ella. Pero también buscamos conectar con nosotros mismos y dar
respuesta a una de las preguntas más comunes y repetitivas desde que tenemos
uso de razón “¿Por qué estoy aquí?”
Pues empecemos por sentirnos armónicos y dejemos correr
la esencia de nuestro YO.
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